Sofia Sagues

Un poco sobre mí

Mi nombre es Sofía y soy psicóloga clínica. Realicé mis estudios de psicología en la universidad Pontificia de Comillas, donde luego hice el máster de psicólogo general sanitario, especializándome en psicología clínica. 

Durante mis años de carrera aprendí la importancia que tiene poder entender bien nuestras emociones para poder manejarlas de una manera adecuada. Como seres humanos, tenemos emociones, nos guste o no, y la mejor manera de que estas no nos controlen, es aprender a manejarlas. 

Al terminar la carrera y el máster, decidí seguir formándome en diferentes áreas de la psicología. Me formé en mindfulness, hipnosis ericksoniana, EMDR, método Shec, EFT, trauma y apego y disciplina positiva. Cada una de estas formaciones me ha ayudado a entender mejor a las personas desde diferentes enfoques. La psicología es una área muy extensa y cada enfoque o corriente aporta muchísimo tanto a nivel teórico como práctico. 

Para mi, lo más importante en terapia es poder trabajar de una forma holística, atendiendo las emociones, pensamientos y comportamientos de la persona. Las primeras sesiones las dedico a conocer bien a la persona, ya que cada caso es único. Cada persona es diferente y creo que la terapia es algo que tiene que ser personalizado, atendiendo a las necesidades de cada paciente. Para poder hacer bien eso, es importante antes hacer una buena evaluación para conocer qué necesita cada persona que acude a terapia y ver así de qué manera la puedo ayudar.  

Actualmente trabajo como psicóloga clínica en diferentes centros, soy formadora de disciplina positiva y estoy haciendo la tesis doctoral sobre la importancia del apego en el buen desarrollo de las personas. Creo que en esta profesión hay que crecer constantemente para poder aportar el máximo a las personas que vienen buscando ayuda. 

Si tienes cualquier duda o quieres saber más cosas sobre mí, no dudes en dejar tu comentario 🙂

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Lo que esconde la ansiedad: aprende a entenderla

Qué es la Ansiedad

 En la sociedad en la que vivimos, es frecuente escuchar frases como: tengo ansiedad, me va a dar un ataque, no puedo con tanto estrés…

Hemos aprendido a que es normal vivir con un ritmo acelerado y cuantas más tareas tengamos, mejor. Existe un concepto que se llama el monkey brainque hace referencia a la necesidad que parece que tenemos hoy en día de ir de tarea en tarea. Como hacen los monos de ir de rama en rama, nosotros vamos saltando de una cosa a otra sin prestar atención realmente a lo que hacemos. 
 
Para poder evitar eso, vienen muy bien técnicas de mindfulness, pero de lo que vamos a hablar hoy es del miedo que suele haber detrás de la ansiedad. Cuando hablamos de ansiedad solemos hacerlo como si se tratara de una emoción básica, pero como vimos en una entrada anterior, las emociones básicas no incluyen la ansiedad. Entonces, ¿qué es la ansiedad? La ansiedad es un conjunto de síntomas que aparecen ante una situación que consideramos peligrosa. Esos síntomas, van a activar a nuestro cuerpo para que éste pueda lucha o huir del peligro. Esa consideración es totalmente subjetiva. Tanto el estrés como la ansiedad son necesarios para la supervivencia. 
 
El estrés consiste en una activación fisiológica que se da cuando se tiene una demanda externa que supera los recursos que tenemos para hacerle frente. Cuanto más segura sea una persona, vivirá menos situaciones de estrés ya que será más difícil que sienta que no tiene recursos para hacer frente a las demandas externas. Por ejemplo, si una persona tiene que entregar dos trabajos el mismo día y le han avisado con poco margen, se estresará si considera que no tiene recursos suficientes para conseguirlo. Pero si por el contrario, sabe que es capaz de lograrlo, el nivel de estrés será mucho menor. Cuando la demanda externa desaparece, el estrés también lo hace. 
 
Ansiedad, Temor, Estrés, Emoción
 
A diferencia del estrés, la ansiedad no siempre desaparece tan fácilmente ya que muchas veces lo que nos agobia no es real, si no que está en nuestra mente. Como hemos dicho, la ansiedad es un conjunto de síntomas que aparecen cuando creemos estar ante una situación peligrosa.  El problema aquí es que nuestra mente NO distingue entre realidad y ficción. Para la mente, TODO es real. ¿Te ha pasado alguna vez que te has asustado con una película de miedo? Esto es algo que le pasa a mucha gente y si lo piensas de manera objetiva, no tiene mucho sentido ya que no es algo que nos esté pasando a nosotros, no es real (en la mayoría de los casos) y aunque lo fuera, está pasando en una pantalla. Pero debido a la incapacidad de la mente de distinguir la realidad de la ficción, lo toma como un peligro real y activa al cuerpo como si de un peligro real se tratase. 
 
El cuerpo en la mayoría de los casos es sabio y funciona para intentar mantenernos con vida. Todo lo que hace nuestra mente y nuestro cuerpo es buscando nuestro propio beneficio. Eso no significa que siempre lo haga bien o que use los mecanismos adecuados, pero hay que partir de la base de que nuestra mente y cuerpo quieren lo mejor para nosotros. 
 
Cuando el cuerpo siente que está ante un peligro, va a activar la alarma y se va a preparar para luchar o para huir. Esto es lo que en inglés se conoce como la respuesta de fight or flight. Si ninguna de esas dos respuestas se puede dar, el cuerpo se bloquea, dando lugar a la tercera posibilidad: freeze 
 
Si el cuerpo tiene que luchar o salir corriendo, más vale que esté tenso para poder ejecutar estas acciones de una manera mucho más eficaz. Para conseguir eso, el cuerpo lleva la energía a los sistemas que la necesitan y la quita de donde no es necesaria. Por ejemplo, activa el sistema circulatorio. El corazón empieza a bombear mucho más rápido porque tiene que bombear más sangre para tensar bien los músculos. El sistema respiratorio también se activa. Respiramos más rápido porque las células necesitan más oxígeno para llevar más rápido la información. 
 
A cambio, el sistema digestivo por ejemplo “se apaga”. No es adaptativo si tengo que huir o luchar, que me entre hambre. Es por eso por lo que cuando estamos asustados o nerviosos, generalmente se nos cierra el estómago. Otro sistema que se apaga es el sistema inmunológico. Si la amenaza es externa, no sirve de nada que nuestro cuerpo gaste energía en una defensa interna. Esto explica porqué después de una época estresante de exámenes, por ejemplo, al terminar, nos solemos poner malos. Nuestro cuerpo ha estado un tiempo expuesto sin tener su sistema de defensa interno activado, lo que lo nos hace más vulnerables. Toda la parte sexual también se apaga porque no es adaptativo tampoco estar excitado si tengo que enfrentarme a un peligro. De ahí que cuando una persona está sometida a mucho estrés, le baja la libido.
 
Cuando el peligro es real, en el momento en el que nos enfrentamos o huimos de él, los síntomas físicos desaparecen en un corto periodo de plazo. Nuestro corazón se calma, la respiración vuelve a coger un ritmo más relajado, los músculos se destensan, etc. Pero ¿qué pasa cuando el peligro está en nuestra cabeza? ¿Qué pasa cuando mi miedo es irracional? Como por ejemplo el miedo al rechazo, o el miedo a que se caiga un avión, o miedo a fracasar. Al estar en nuestra mente, el miedo no acaba de desaparecer (salvo que se trabaje directamente esta emoción) y eso hace que nuestro cuerpo no sepa cuándo desactivar el sistema de alerta. Esto provoca que el miedo aumente. Si yo tengo miedo al rechazo por ejemplo y mi cuerpo activa el sistema de alerta, se van a producir los cambios físicos mencionados y eso va a hacerme creer que realmente estoy ante un peligro. Si encima no entiendo qué le está pasando a mi cuerpo, me voy a asustar más aún, aumentando así los síntomas físicos. 
 
El problema con esto es que la exposición duradera a estos cambios físicos produce consecuencias como la sobre-oxigenación. Este fenómeno se genera por el exceso de oxígeno que nuestro cuerpo está recibiendo y que no está usando. Si el ritmo de la respiración aumenta, va a entrar más oxígeno. Si este no se usa, acaba produciéndose un exceso que produce la sensación de bloqueo en el cerebro. Esa sensación de no poder pensar con claridad. 
 
 
Salud Mental, Cerebro, Pensando
 
 
A esto se le suman los cambios hormonales. En este estado se liberan cortisol y adrenalina. El cortisol es la hormona asociada al estrés y que en grandes dosis es dañina para el organismo. La adrenalina que no se usa, va también al cerebro, aumentando la sensación de bloqueo. 
 
Todos estos cambios, normales y adaptativos ante un peligro real, son los que se producen también ante un peligro “imaginario” y que conocemos como ANSIEDAD. Si estos cambios aumentan aún más y desbordan a la persona, siendo ésta incapaz de relajarse, se puede dar lo que conocemos como un ataque de ansiedad. Una de las grandes consecuencias de esto, es el miedo que se genera a volver a sufrir un ataque. Dando lugar a lo que llamamos miedo al miedo. Tengo miedo a volver a tener miedo y a volver a pasar ese malestar. Queramos o no, el miedo es una emoción básica y no podemos vivir sin ella, pero eso no significa que tenga que producir estos síntomas siempre. Las emociones hay que saber gestionarlas o manejarlas, pero no podemos pretender controlarlas. 
 
Si quieres más información sobre este tema o cómo tratarlo, no dudes en contactar conmigo J
 

El Apego, conoce los diferentes tipos

El Apego: qué es y sus tipos 

Seguro que muchos de vosotros habéis oído hablar del apego, pero ¿qué es exactamente el apego y por qué es tan importante?
 
El término “apego” fue desarrollado por primera vez por John Bowlby, que lo define como cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o la conservación de la proximidad con otro individuo claramente identificado al que se considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo. Las personas, cuando nacemos, tenemos una capacidad limitada para regularnos. No somos capaces de regular nuestras emociones o nuestro sistema fisiológico por lo que dependemos de otra persona que nos enseñe a hacerlo.
 
El apego es un sistema de conexión social que sirve para desarrollar relaciones afectivas y vinculares. Las primeras relaciones de apego nos enseñan a regular la estimulación interna y externa. Esta regulación relacional, facilita el desarrollo de una de las áreas del cerebro responsable de la regulación de la actividad fisiológica: el córtex prefrontal orbital.
Las alteraciones tempranas de apego tienen efectos perjudiciales duraderos. Disminuyen la capacidad para regular la actividad fisiológica, desarrollar relaciones sanas y modular el estrés.
 
 
Para estudiar más a fondo este concepto, Ainsworth llevó a cabo un estudio que se conoce como “la Situación Extraña” el cual permitió definir distintos tipos de apego que los niños pueden desarrollar con el cuidador primario. En este estudio, el bebé es observado en una sala de juegos donde permanece con el cuidador, con un extraño, con ambos o solo. El énfasis de la observación se pone en la exploración de juguetes por parte del niño, en la reacción cuando el cuidador abandona la sala y en la reacción del niño cuando el cuidador regresa. Tras la observación, Ainsworth describió tres tipos de apego:
 
  • Apego Seguro: Los niños con este tipo de apego se muestran activos durante la fase de exploración, se muestran un poco ansioso cuando el cuidador abandona la sala y se calman inmediatamente cuando el cuidador regresa. Estos niños tienen a su cuidador como una “base segura”, los ven como accesibles. Los niños con un apego seguro tienen un margen de tolerancia bastante amplio y son capaces de desarrollar un sistema de conexión social adecuado. Estos niños generalmente se convierten en adultos que son capaces de tolerar la frustración y las decepciones dentro de las relaciones. Se sienten cómodos siendo autónomos, pero también aceptan la ayuda externa cuando es necesario.
  • Apego ambivalente/resistente: Son niños que se muestran ansiosos, pero también pueden mostrarse pasivos. No exploran ni juegan con los juguetes cuando están en un ambiente desconocido y se alteran de forma exagerada cuando el cuidador deja la sala. Este estado de ansiedad no reduce cuando el cuidador vuelve a la sala. Ven a sus cuidadores como inconsistentemente accesibles o insensibles cuando les necesitan. Son niños que han crecido con una madre impredecible en su comportamiento con el bebé. A la hora de relacionarse, tienen más en cuenta sus propias necesidades que las del niño, lo que hace que puedan sobreactivar al niño cuando lo que este necesita es calmarse. A veces, se muestran accesibles y responsivas mientras que otras veces no, lo que hace que el niño no se pueda fiar de su madre o cuidador primario. Son niños que se muestran muy cautelosos, irritables, enfadados o tristes y tienen dificultades para recuperarse del estrés. Generalmente tienen problemas para controlar sus impulsos y tienen un gran temor al abandono. Estos niños dan lugar a adultos que se muestran preocupados con el apego. Suelen depender excesivamente de los demás y suelen ser muy intensos en sus relaciones. Se centran mucho en su propio malestar interno y buscan desesperadamente una forma de alivio. 
  • Apego evitativo: En estos casos, los niños sí que exploran los juguetes, llegando a ignorar al cuidador. Cuando este sale de la sala, no muestran respuestas de ansiedad y cuando el cuidador regresa, los niños le evitan. Las necesidades de estos niños han sido desatendidas o rechazadas por lo que los niños asumen que cualquier llamada de atención no va a servirles de nada. Son niños que han crecido con madres que evitaban sobre todo el contacto físico o las miradas de los niños. Esto hace que al final el niño no intente mantener ningún tipo de contacto con la madre. No buscan proximidad con su cuidador primario y son reservados emocionalmente. Estos niños se convierten en adultos que suelen distanciarse de los demás, son muy independientes y no tienen mucho contacto con sus emociones. Son personas que en situaciones de estrés tienden a retraerse y evitan buscar apoyo emocional de los demás. 
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Con base a estas observaciones, Mary Main y Judith Solomon, observaron que había niños que no podían ser clasificados en ninguno de los tres grupos anteriores, por lo que crearon un cuarto grupo conocido como “apego desorganizado”. Los niños que desarrollan este tipo de apego se muestran faltos de estrategias. Pueden desarrollar cualquiera de las conductas anteriormente descritas, sin un patrón de actuación claro. Este tipo de apego lo desarrollan niños que son desatendidos por sus figuras paternas o que son maltratados. Está asociado al maltrato infantil, negligencia y abuso sexual. Estos niños crecen con cuidadores que se muestran inaccesibles y reaccionan de forma inapropiada o rechazante ante las muestras de estrés.
 
Los adultos con un apego desorganizado generalmente muestran grandes incongruencias entre lo que piden a nivel verbal y a nivel no verbal. Por ejemplo, una persona puede pedir verbalmente algo de contacto, pero alejarse cuando alguien se le acerca. Estas personas han vivido con dos sistemas opuestos activados al mismo tiempo: el apego y el sistema de defensa. Al estar con madres o cuidadores primarios amenazantes, tienen que protegerse, pero a la vez tienen que apegarse a ellos por lo que se genera una incongruencia muy grande que hace que en sus relaciones adultas tiendan a buscar la proximidad pero a la vez a estar alerta.
 
La teoría del apego no solo influye en cómo se van a relacionar los niños con el resto del mundo a lo largo de su vida, si no que también influye sobre el concepto que van a tener sobre ellos mismos y sobre su personalidad. Las interacciones con los padres construyen los “modelos de trabajo internos” del sí mismo. Los modelos de trabajo interno son esquemas de cómo se ven las personas a sí mismas basados en el rol que tienen en las relaciones de apego con su cuidador primario. Estos trabajos internos se forman a base de las creencias sobre la valía que considera uno que tiene como individuo. Cuando las relaciones con los padres son malas, estos modelos internos no se desarrollan de la manera más saludable, lo que puede llevar a la aparición de trastornos de personalidad. Se han asociado rasgos narcisistas, antisociales e histriónicos con el apego evitativo y rasgos de personalidad límite con el apego desorganizado.
 
Es por eso que tener una buena base es fundamental para el buen desarrollo de las personas. Por suerte, si se tiene un apego inseguro o desorganizado, eso no significa que tenga que ser así para siempre. La terapia ayuda a trabajar estos aspectos para facilitar a las personas a que desarrollen mejores relaciones sociales y una mejor imagen de sí mismas.

Emociones básicas, ¿para qué sirven?

Emociones Básicas 

Existen una serie de emociones básicas que son necesarias para la supervivencia humana. Depende del libro que leas o el autor que consultes, estas emociones pueden ser unas u otras, lo que hace pensar que no hay todavía un consenso acerca de cuáles son básicas y cuáles no.

En este post me voy a centrar en las que yo considero básicas para un buen desarrollo personal. Estas emociones son: la alegría, el amor, la curiosidad, el miedo, la rabia y la tristeza.
 
Normalmente las emociones se dividen en positivas o negativas, pero esa es una división que personalmente no me gusta. Las palabras tienen connotaciones y si decimos que algo es negativo ya le estamos dando un valor “malo” y ninguna emoción es mala. Todas las emociones existen por algo, tienen una utilidad, si no, habrían desaparecido con el tiempo. La división que yo prefiero es emociones “agradables y desagradables”. Está claro que es mejor sentir alegría que tristeza o amor antes que miedo, pero eso no hace que la alegría o el miedo sean negativos.
 
Para sentirnos bien necesitamos que haya equilibrio entre nuestras sensaciones, emociones, acciones y pensamientos.
Las sensaciones son percepciones corporales que tenemos gracias a los sentidos. Solemos referirnos a ellas con el verbo “notar”. Por ejemplo, noto calor, noto mariposas en el estómago…Las emociones son alteraciones en el estado de ánimo, son intensas, pero suelen durar poco. Lo más normal es que vayan acompañadas de sensaciones corporales. Utilizamos el verbo “sentir” para referirnos a ellas. Por ejemplo, siento miedo, siento alegría…
 
La palabra emoción viene del latín emovere que significa “movimiento hacia”. Las emociones nos preparan paran para la acción. Nos sirven de guía para dirigir nuestras acciones.
¿Y por qué las consideramos básicas para el desarrollo personal? Se consideran básicas porque son emociones con las que nacemos y que nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno. Sirven sobre todo para relacionarnos con los demás y para defendernos de los peligros. Todas las emociones son adaptativas, veamos ahora cómo nos ayuda cada una:
 
EMOCIONES AGRADABLES (orientadas a acercarnos a los demás)
 
Amor: Nos ayuda a acercarnos a los demás, pero de manera íntima y más cercana. Sentimos amor por personas contadas, no es una emoción que vayamos sintiendo con cada persona que conocemos. Está reservada para personas de nuestro círculo cercano por las que sentimos un estado de ánimo elevado.
 
Alegría: Al igual que el amor nos ayuda a acercarnos a los demás. Eleva nuestro estado de ánimo y nos facilita la exploración del entorno. La diferencia con el amor es que la alegría nos acerca a más gente, pero con una intensidad un poco más baja. Nos ayuda a compartir con los demás momentos agradables.
     
     Curiosidad: Es fundamental para que conozcamos el mundo. Cuando somos pequeños conocemos lo que nos rodea y nuestro propio cuerpo gracias a la curiosidad. Los niños preguntan todo el rato y quieren tocarlo todo. Es la forma que tiene el ser humano para conocer y conocerse.
 
 
Sketch, Outline, Pencil, Draw, Drawing
 
EMOCIONES DESAGRADABLES (orientadas a defendernos)
 
Miedo: El miedo nos ayuda a protegernos. Nos evita peligros, nos ayuda a sobrevivir. ¿Por qué miramos a los lados antes de cruzar la calle? Por miedo a que nos atropellen. Esta emoción nos mueve a la evitación.
 
    Rabia: La rabia nos lleva a la acción, a defendernos. Nos defendemos ante las cosas que nos parecen injustas. Nos enfadamos ante aquello que no nos gusta y esta emoción es lo que nos sirve para hacer algo y cambiarlo.
Hay que diferenciar la rabia de la agresividad. Muchas personas asocian rabia con agresividad, pero no es lo mismo. La agresividad es una forma de acción; una conducta agresiva. Mientras que la rabia es una emoción adaptativa que no tiene porqué actuarse de una manera agresiva.
 
Tristeza: La tristeza nos ayuda a aceptar las pérdidas. Ya sean personas, objetos o situaciones. Perder un trabajo, por ejemplo, supone tener que hacer un duelo por la pérdida de una situación estable económicamente. El llanto es la forma más común de expresar la tristeza. Ayuda a limpiar. A sacar el malestar de nuestro cuerpo.
 
   Hoy en día se habla mucho de la inteligencia emocional. ¿Cómo podemos convertirnos en expertos emocionales? Os dejo aquí una guía rápida que resume los pasos principales que ayudan con la gestión emocional.
 
    Lo más importante es conocer las emociones básicas y para qué sirven. Lo malo de las emociones es que son algo abstracto, no podemos verlas ni tocarlas y por eso es importante concretarlas lo máximo posible para poder gestionarlas
 

Reconocerlas cuando las experimentamos y cuando las sienten los demás. No es lo mismo gestionar el miedo que la rabia. Necesitamos saber qué sentimos en cada momento para manejarlo adecuadamente.

    Legitimarlas. Aceptar lo que sentimos y darnos permiso para ello. Recuerda que las emociones no son negativas y por ello es bueno que podamos sentirlas.
 
Consciencia, Cerebro, Corazón, Mente

Regularlas. Que sean adaptativas no significa que sea bueno que nos invadan o dominen nuestras conductas o pensamientos. Hay que aprender a regular la intensidad emocional para que estas no nos controlen.

    Reflexionar sobre lo que sentimos para poder actuar de la mejor manera.
       
    Actuarlas de forma adaptativa. Sin repercusiones negativas para uno mismo o para los demás.
   
    Narrarse a uno mismo lo que se ha sentido, pensado y hecho. De esta manera podemos convertir la experiencia en aprendizaje.
La próxima vez que sientas miedo o rabia o tristeza, recuerda que son emociones que necesitamos en nuestras vida y no por ello somos más débiles. Todo lo contrario, la gente con mayor inteligencia emocional es aquella que es capaz de aceptar sus emociones y luego gestionarlas. 
 
Las emociones necesitan estar y si no las dejamos, encuentran la manera de salir. Esto es lo que llamamos somatizaciones. Expresiones emocionales que salen por nuestro cuerpo en forma de dolores, tensiones, etc. Así que siente y acepta las emociones que aparecen. 
 
 

Hemisferios Cerebrales

        Hemisferios cerebrales: Funcionamiento y diferencias

A día de hoy, el cerebro sigue siendo una de las partes de nuestro cuerpo de la que menos sabemos. A pesar de todos los avances y de lo mucho que se conoce, este órgano sigue siendo un gran desconocido.
 
Lo que sí se sabe es que el cerebro tiene dos hemisferios y es lo que vamos a tratar en este post. Nuestro cerebro se divide en hemisferio izquierdo y hemisferio derecho.
Cada hemisferio tiene unas funciones y percibe la información de una manera diferente. Es importante recalcar que no hay un hemisferio mejor o peor. Lo que es necesario es que pueda haber una buena comunicación entre ambos. Un dato curioso sobre nuestro cerebro es que tenemos lo que se llama “lateralidad cruzada”. Esto significa que nuestro hemisferio izquierdo controla el lado derecho de nuestro cuerpo y el hemisferio derecho, el lado izquierdo.
Todo lo que percibimos con el lado izquierdo de nuestro cuerpo, activa el hemisferio derecho y lo que percibimos con el lado derecho, activa el izquierdo.
 
Cerebro, Mente, Psicología, Ocurrencia
 
 
¿Cuáles son las principales diferencias entre los hemisferios? Allá vamos:
El hemisferio izquierdo es el más racional. Se guía por la lógica, analiza la información que percibe paso a paso, obteniendo nueva información utilizando datos ya disponibles.
Es el hemisferio más práctico, orientado a soluciones y es temporal. Es capaz de distinguir entre pasado, presente y futuro.
Es el encargado del lenguaje. Piensa en palabras y números por lo que la capacidad para hablar, escribir y las matemáticas son parte de sus funciones.
 
 
 
Una de las grandes ventajas de este hemisferio a nivel psicológico es que guarda las creencias positivas y es poco sensible a los recuerdos negativos. Suele tener más recursos que el hemisferio derecho y se encarga de comprender lo que percibimos.
 
¿Y el hemisferio derecho? Este hemisferio es el más creativo y emocional. Es intuitivo, piensa en imágenes y símbolos y tiene capacidad imaginativa, fantástica y espacial. Gracias a este hemisferio entendemos las metáforas, la ironía, el sarcasmo, los chistes…Somos capaces de soñar y creamos nuevas combinaciones de ideas. La capacidad para reconocer melodías está también aquí.
En lugar de ir paso a paso, este lado ve las cosas en su globalidad y en lugar de ser práctico, está más orientado a las relaciones.
 
 
 
 
No es racional a diferencia del otro. No necesita basarse en la razón, simplemente siente. Es abstracto y atemporal. No distingue entre pasado, presente y futuro. Es por eso que a veces algo que sucedió hace mucho tiempo podemos sentirlo como si hubiera pasado ayer. Se queda con las emociones y sensaciones, no con el tiempo.
 
A nivel psicológico, el problema es que se queda con las creencias y los sentimientos negativos. Es quien almacena los traumas y es muy sensible a recuerdos negativos. 
 
Hay personas que tienen un hemisferio más desarrollado que otro. Esto se debe a diferencias individuales y al tipo de educación y de estimulación que hayan tenido en la infancia. Como hemos dicho, no hay uno mejor o peor que el otro, lo ideal es que estén equilibrados y pueda haber buena comunicación entre ellos. Permitiendo así que las situaciones de la vida puedan ser percibidas desde la emoción, pero con una parte de objetividad y racionalidad.
 
 
 
 
¿Cómo se aplica este en terapia? Muchas veces en terapia nos encontramos con gente que ha vivido una situación traumática (entendemos por traumático todo aquello que se haya vivido con vehemencia). El trauma se queda “encerrado” en el hemisferio derecho y eso suele generar creencias negativas sobre uno mismo acompañado de emociones desagradables como el miedo, la rabia o la tristeza.
 
Para ayudar a las personas a liberar el trauma, trabajamos con la activación de los hemisferios. Esto permite desensibilizar y reprocesar las situaciones traumáticas ayudando así al cerebro a integrarlo de una manera más saludable. 

5 lenguajes del amor ¿hablas el mismo idioma que tu pareja?

Los cinco lenguaje del amor. ¿Hablas el mismo lenguaje que tu pareja?

 
Cada vez es más habitual encontrar en la clínica parejas que dicen que ya no se sienten queridos por sus parejas o que después de casarse o irse a vivir juntos las cosas han cambiado. Cuando hablamos de amor, tenemos que tener en cuenta que hay diversas formas de expresarlo y que cada uno tenemos nuestro propio idioma para hacerlo. A veces vemos que hacemos verdaderos esfuerzos por demostrar al otro que le queremos, pero da la sensación de que no sirve para nada ya que el otro no lo entiende. Eso se debe a que cada miembro de la pareja puede estar hablando un idioma distinto.
 
Las personas hablan diferentes lenguajes de amor.
 
Cuando hablamos de idiomas, resulta fácil entender que si nosotros hablo español, una persona que sólo habla chino no nos va a entender. Con el amor pasa lo mismo. Existen diferentes lenguajes y si no hablamos el mismo que nuestra pareja, ya podemos expresar que la queremos, que no nos va a entender.
El Dr. Gary Chapman defiende que hay 5 lenguajes para transmitir amor. Es importante conocer cuál es nuestro lenguaje principal y cuál es el de nuestra pareja para poder comunicarnos de una forma efectiva. Si queremos que el otro nos entienda, tenemos que estar dispuestos a aprender a hablar el lenguaje de nuestra pareja ya que lo que hace a una persona sentirse querida, no siempre hace al otro sentirse igual.
 
 
 
Los lenguajes propuestos por Gary Chapman son:
 
1. Palabras de afirmación: Este lenguaje incluye cumplidos verbales, palabras de aprecio, palabras de ánimo, palabras humildes y amables. Las personas que hablan este lenguaje son aquellas que necesitan oír cosas positivas. Lo que les hace sentirse queridos es escuchar que su pareja les valora, apoya y anima. Un ejemplo sería “estás muy guapa con ese vestido”, “qué bien has ordenado nuestro armario”, “cómo me gusta cuando me ayudas con los niños”, “eres un gran trabajador”, “te agradezco que te ocupes de sacar la basura”, etc.
Todas estas afirmaciones ayudan a que la persona sienta y perciba el amor que siente su pareja.
 
2. Tiempo de calidad: Este hace referencia a las personas que necesitan que su pareja esté presente con atención completa. Hoy en día es cada vez más frecuente que estemos a mil cosas a la vez. Para las personas que hablan este lenguaje, que su pareja no les preste atención al 100% es una muestra negativa de cariño.
El tiempo de calidad implica mirar a la persona a los ojos cuando se habla, dedicarle tiempo para hacer cosas juntos sin estar pendientes de otras cosas, tener conversaciones de calidad (escuchando y mostrando interés por lo que dice), hacer actividades que sean placenteras para ambos…todo esto realizado con atención plena, estando en el momento presente y no pensando en el trabajo o en otras cosas.
 
Pareja, Contento, Hombre, Amor, Romance
 
3. Recibir regalos: Hay personas que para sentirse queridas necesitan recibir regalos de su ser querido. Los regalos son símbolos visuales de amor. Esto no significa que tengan que ser cosas caras, si no algo que demuestre que la persona estaba pensando en nosotros y ha querido demostrarlo. Para una persona cuyo lenguaje principal sea este, en momentos críticos,  la presencia física de su pareja es el mayor regalo, es el regalo de uno mismo. La ventaja que tenemos si nuestra pareja habla este lenguaje, es que es el más fácil de aprender.
 
Hand, Gift, Bouquet, Love, Congratulate
 
4. Actos de servicio: Aquí se incluyen todas aquellas cosas que podemos hacer por nuestra pareja, como hacer la casa, cocinar, lavar el coche, recoger a los niños, cambiar pañales…hay personas que necesitan ver que su pareja hace cosas por ellos para sentirse queridos.
Cuando nuestra pareja no habla este idioma pero nosotros sí, sí queremos que haga algo por nosotros, deberíamos pedirlo, pero no demandarlo.  Las peticiones dan dirección al amor mientras que las demandas lo detienen. Si alguien se siente forzado a hacer algo, si lo hace no será como muestra de amor sino para evitar una discusión. Somos libres de hacer lo que nos pide nuestra pareja o no, pero si este es el lenguaje de su ser querido, haciéndolo conseguirás que se sienta querida o querido.
 
 
5. Toque físico: El último lenguaje incluye todo el contacto físico como besos, caricias, masajes, coger la mano…y las relaciones sexuales. Este también es fácil de aprender si es el que nuestra pareja habla. Para estas personas, un beso antes de salir de casa, un abrazo o una caricia en el hombro son importantes y necesarios para poder percibir que su pareja les quiere.
 
People, Girl, Hug, Embrace, Brown Hug
 
Es importante conocer cuál es el lenguaje principal de nuestra pareja para poder hablar su mismo idioma, pero también es primordial conocer el nuestro propio. Habrá personas que al leer esto sepan claramente cuál  es el suyo, mientras que otras tendrán  que pensarlo un poco. Os dejo aquí tres preguntas que os podéis hacer para averiguar qué lenguaje es vuestro principal.
 
  • ¿Qué cosas que tu pareja hace o deja de hacer es lo que más te duele? Lo contrario a eso, será lo que te haga sentir más querido o querida.
  • ¿Qué es lo que más le pides a tu pareja? Eso será lo que necesitas para sentir que te quiere
  • ¿De qué manera expresas por lo general que quieres a tu pareja? Seguramente esa manera sea la misma que tú  necesitas para sentirte así.
Aprender el lenguaje de tu pareja no es obligatorio, pero si no lo haces, es posible que la otra persona nunca llegue a enterarse de lo que intentas decirle. Si quieres a tu pareja, utiliza tu energía y esfuerzos en la dirección correcta y pídele que haga lo mismo por ti. Es posible que en una pareja ambos hablen el mismo lenguaje, pero no suele ser lo más frecuente. Cada uno tenemos nuestras propias necesidades y una forma única de ver la vida y entender el amor y la relación de pareja. Es por eso que es tan frecuente encontrar relaciones en las que no se entiendan del todo a la hora de expresar amor.
 
El propósito del amor no es hacer algo que tú  quieras, sino hacer algo por el bienestar de la persona que quieres.
 
Bibliografía
Chapman, G. (1996). Los cinco lenguajes del amor. Unilit. Miami.
 

Trastorno de Identidad Disociativo

Trastorno de Identidad Disociativo

El trastorno de identidad disociativo es lo que comúnmente se conoce como trastorno de la personalidad múltiple. Este término puede dar lugar a error ya que lo que caracteriza a este trastorno es la presencia de dos o más IDENTIDADES o estados de personalidad. Cuando hablamos de este problema no nos referimos a que dentro de un cuerpo vivan diferentes personas sino que ciertos aspectos de la identidad de la persona están disociados.

Antes de continuar, es importante entender qué es la disociación y en qué momentos se puede producir. La disociación es un estado de completa absorción de ciertos aspectos de la experiencia combinada con la total falta de conciencia respecto a otros aspectos. Cuando una persona se disocia es como si su cerebro se apagara durante un momento. Se da una dificultad para integrar elementos de la percepción, la memoria, la identidad y la conciencia. Por lo general, este fenómeno aparece como una defensa contra el trauma. La disociación permite a las personas mantener una sensación de control psicológico cuando experimentan una sensación de impotencia y de pérdida de control sobre sus cuerpos. Permite que la persona se abstraiga de la situación traumática mientras está ocurriendo. De esta forma, es como si el trauma no hubiera ocurrido.

El problema con la disociación es que si se da de forma repetida, puede dañar distintas partes del cerebro como el hipocampo (región encargada del almacenamiento de la memoria) y el área de Broca (responsable del lenguaje). Por lo que aunque de algún modo puede parecer beneficioso como mecanismo de defensa, puede acabar limitando la capacidad del cerebro para afrontar los recuerdos traumáticos, lo que hará que la persona no pueda trabajarlos de forma saludable para que no afecten a su día a día.

Salud Mental, Resumen, Anatomía, Arte

El trastorno de identidad disociativo implica la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad distintos. Cada una de estas identidades tiene su manera propia de percibir el mundo, de relacionarse con los demás y su propia forma de pensar acerca del ambiente y de sí mismo. Cuando una persona tiene este trastorno, dos o más de esas identidades “controlan” de forma recurrente la conducta de la persona. Cuando una de las identidades toma el control, la identidad dominante, no es consciente de lo que está pasando y cuando esta personalidad dominante vuelve a tomar el control, no recuerda nada de lo que ha dicho o hecho en ese rato.

Como se ha mencionado, la disociación suele ocurrir ante situaciones traumaticas como el abuso sexual o físico, una guerra, catástrofes naturales, etc. En el caso del trastorno de identidad disociativo, suele darse cuando en la infancia se han producido abusos de forma repetida. El niño, para protegerse, crea unos “alters” que al principio son adaptativos ya que le ayudan a distanciarse de la experiencia traumática. El problema es cuando esos “alters” empiezan a ganar autonomía y controlan de forma momentánea a la personalidad principal. Se dice que la personalidad de la persona es la suma de todas las personalidades.

Aunque este trastorno suele aparece cuando se ha producido un tipo de abuso de forma repetida, eso no significa que todos los niños que han sido abusados física o sexualmente vayan a desarrollar este tipo de problemática. Para que esto ocurra, la persona tiene que tener la capacidad de disociarse. Otro factor que influye es si hay o no una figura de cuidado y cariño. Si el niño o niña puede acudir a alguien para que le calme y le ayude en la situación, es poco probable que este trastorno se desarrolle ya que la función de los “alters” es proteger al niño o niña, por lo que si hay alguien que cumple esa función, crear otras identidades no sería necesario.

Generalmente, la personalidad primaria no es consciente de las otras identidades que tiene, pero los “alters” si son conscientes lo unos de los otros. Es más, algunas personas han mostrado intentos de suicidio o dañarse así mismos para hacer daño a otra de las identidades o a la identidad primaria. Las identidades pueden diferir enormemente con la persona. Puede ser de distinto sexo, de edades diferentes, tener distintos conocimientos, usar diferente vocabulario…y cada uno tiene su propio nombre.

Hace unos años, sacaron una serie “United States of Tara” que refleja este trastorno. Se trata de una mujer que tiene cuatro identidades diferentes. Si os interesa este trastorno, os recomiendo la serie. En la literatura encontramos el caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde o Las tres caras de Eva. Uno de los casos más famosos de este trastorno es el caso de “Sybil” que narra la historia de Shirley A. Mason, una mujer que llegó a desarrollar hasta 15 identidades diferentes.

Shirley era hija única. Su madre fue diagnosticada de esquizofrenia. Shirley creció sufriendo abusos repetidos por parte de su madre. Le pegaba palizas, la ataba a una pata del piano durante todo el día, le metía objetos por la vagina, le ponía edemas…todo esto hizo que Shirley se disociara para poder soportar la situación. Tantos fueron los momentos en los que la niña sufrió, que llegó a crear 15 alters para protegerse. Sybil recibió tratamiento y tras 11 años, consiguió unificar todas las personalidades en una sola. Existe un libro en el que se relata esta historia, al igual que dos películas. A día de hoy existe cierta controversia acerca de este caso ya que no se sabe a ciencia cierta si las personalidades eran reales o si Mason se las inventó para conseguir la atención de su psiquiatra.

El tratamiento para este trastorno es largo y complicado. Se suele usar la hipnosis para hacer surgir a las distintas identidades y que poco a poco se vayan uniendo en una sola. Para que el tratamiento tenga éxito es necesario que haya una fuerte alianza terapéutica. En casos muy graves y donde aparecen intentos de suicidio o automutilaciones, es conveniente el ingreso hospitalario.

Personajes del camino

Personajes del Camino del Héroe 

¿Qué persona eres ahora mismo?
 
En el último artículo hablamos del viaje del héroe. Ese camino por el que todo héroe pasa antes de conseguir la victoria. Vimos que ese viaje es aplicable a nuestras vidas y que todos somos los héroes de nuestra propia vida.
 
 Hoy vamos a ver qué personas pueden ir apareciendo en la historia y podrás identificar qué papel estás desempeñando en tu vida actualmente. También puedes pensar en qué ventajas y desventajas tiene cada personaje. Todo en esta vida tiene una parte buena y una parte mala, ¿eres capaz de encontrar lo bueno y lo malo de cada uno?
 
El primer personaje que aparece es El Inocente. Este personaje representa a la persona que hay antes de que aparezca el problema. Antes de la aparición del malvado dragón. Hace referencia al momento en el que todo está bien, tranquilo. El inocente no contempla que su vida pueda cambiar. No piensa que va a tener que pasar por distintas pruebas y situaciones que van a poner todo su mundo patas arriba.
 
 
El siguiente personaje que aparece es El Huérfano. Se corresponde con la aparición del dragón (el dragón representaría al problema que se presenta en la vida). Este personaje representa el momento en el que nos damos cuenta de que nuestra vida ya no es tan sencilla, ahora hay un dragón en ella y podemos llegar a sentirnos un poco solos ante el peligro. Hay que pasar por un duelo por esa vida feliz y tranquila que se ha visto alterada por la presencia del dragón. El huérfano puede tener algunos problemas para reaccionar ante la nueva situación ya que tiene que asimilar el cambio. Es el momento en el que aparece el desamparo. Se deja atrás una vida cómoda y aparece la sensación de haber perdido algo.
 
Después está El Vagabundo. Este personaje se niega a ver lo que está pasando. Prefiere ignorar al dragón antes que hacerle frente. Esta actitud se puede manifestar de distintas formas: Puede negar su existencia, puede pensar que el dragón no le afectará a él o puede llevar a cabo conductas que le permitan evadirse del problema (dormir en exceso, uso de alcohol o sustancias…). El vagabundo va vagando por el mundo como si no hubiera un dragón en su vida. Va de un lado a otro, dando tumbos, sabiendo que en el fondo tiene un problema al que tiene que enfrentarse, pero haciendo como si no fuera con él. Es la parte de la negación.
 
 
Pero como buen dragón, éste va a conseguir hacerse notar, y va a llegar un momento en el que será imposible negar su existencia. Es aquí cuando entra en escena El Mártir. Es en este momento cuando el personaje sufre. Se da cuenta de que el dragón es más fuerte de lo que pensaba. Es consciente de su dolor, de las dificultades por las que está pasando y de lo que le queda por delante. El mártir es posiblemente el que más sufre y puede incluso caer en el victimismo. Puede aparecer rabia, frustración, tristeza…El mártir tiene que llegar a tocar fondo para que pueda aparecer el siguiente personaje.
 
El guerrero. El dragón sigue estando presente pero ya no hay tanto sufrimiento y el guerrero es capaz de plantarle cara y luchar. Como todo guerrero, este personaje va a luchar numerosas batallas, algunas las ganará y otras las perderá, pero nunca se rinde. Caerse no es malo, pero hay que volver a levantarse. Eso es lo que piensa el guerrero. No se da por vencido y aunque el dragón le gane a veces, sigue luchando. Es este personaje el que se da cuenta de lo que es capaz y se siente con fuerzas y ganas para enfrentarse al dragón.
 
 
Si se pasa por todos los personajes, sin estancarse en ninguno, llegará el momento de El Sabio. Este personaje ya no lucha contra el dragón, sino que es capaz de integrarlo en su vida, teniendo en cuenta lo bueno y lo malo. El sabio se siente positivo, alegre. Ha descubierto que tiene muchos recursos que le facilitan entender al dragón y aunque quizás nunca llegue a ser amigo del dragón, puede verle como lo que es: una dificultad en la vida que aparece para ayudarnos a crecer y madurar como personas. Este personaje es el que es consciente de que un dragón no es algo que queremos tener en nuestra vida, pero que tampoco tiene porqué ser lo peor que nos pase. De todo se puede sacar algo bueno y el sabio es capaz de hacer ese ejercicio de pensar en positivo.
 
En esta vida es posible que nos crucemos con más de un dragón y cada vez que aparece uno tenemos que volver a convertirnos en todos los personajes citados. Es importante saber que cada personaje cumple un papel y todos tienen algo bueno. El problema es cuando nos estancamos en un personaje y no somos capaces de continuar hasta el sabio.
 
 
Cada crisis, cada problema, puede enseñarnos algo nuevo. Pero hay que pasar por todos los personajes para poder llegar al punto de sabiduría y crecimiento. Ese momento en el que eres capaz de echar la vista atrás y descubrir todo lo que has aprendido y lo que has conseguido gracias a la presencia del dragón. Los dragones dan miedo, claro que sí, pero no son invencibles.
 
¿Hay algún dragón presente en tu vida? Si es así, ¿qué personaje estás representando ahora? Si quieres, puedes compartir tu experiencia.

El Viaje del Héroe

El Viaje del Héroe 

 
En esta entrada vamos a hacer un repaso por las distintas etapas por las que podemos pasar a lo largo de nuestra vida. El viaje, en este caso, hace referencia a distintos momentos que podemos atravesar. Una persona puede emprender numerosos viajes en su vida y en cada uno de ellos, pasará por todas las fases de un modo u otro.
 
En 1949, el antropólogo estadounidense Joseph Campbell, escribió el libro El héroe de las mil caras. En este libro, Campbell hace un recorrido por las distintas etapas por las que pasa todo héroe en cualquier historia. Podéis pensar en cualquier película y veréis que, de un modo u otro, aparecen esas doce etapas de las que habló Campbell. Si pensamos en nuestra propia vida, podemos descubrir que nosotros también somos héroes y que vamos recorriendo las distintas fases que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos.
 
Estas etapas son las siguientes:
 
El mundo ordinario
La llamada a la aventura
Rechazo de la llamada
Encuentro con el mentor
Cruce de primer umbral
Pruebas, enemigos y aliados
Acercamiento
Prueba difícil o traumática
La recompensa
El camino de regreso
La resurrección
Regreso con el elixir    
 
Al pensar en nuestras vidas, es muy probable que podamos vernos reflejados en las distintas etapas. Es posible que podamos encontrar un momento en la vida que correspondería al mundo ordinario. Este es el momento en el que en las películas nos presentan al protagonista. Una persona que aún no sabe todo el potencial que tiene. Vive en un mundo sin mayores dificultades y vive tranquilo. En la vida ordinaria, esto correspondería al momento previo antes de que nos tengamos que enfrentar a una situación novedosa. A veces ésta será complicada, pero en otras ocasiones simplemente será un momento que nos hará tener que cambiar nuestra forma de actuar y pensar.
 
Chico, Hombre Murciélago, Superhéroe
 
Pasamos de una vida tranquila, sin mayores dificultades y más “monótona”, pero de pronto aparece un desafío, un “problema” que obliga a nuestro protagonista a movilizarse y a empezar la aventura. El mundo deja de ser tan ordinario y pasa a ser un lugar que va a suponer un reto. Pero todo héroe tiene derecho a tener dudas y a sentir que quizás no es capaz de resolver el problema. Este momento es cuando se rechaza la llamada a la aventura y se expresa cierto temor. Es normal tener dudas a lo largo de la vida y pensar que no vamos a ser capaces de continuar con la aventura.
 
Para poder seguir adelante, todo héroe necesita una ayuda y es por eso que es tan beneficioso tener a alguien (un amigo, un familiar, un jefe…) que nos ayude y nos aporte sabiduría. La figura del mentor es muy importante para poder seguir adelante con la aventura porque nos aporta seguridad y confianza en nosotros mismos.

Yoda, Maestro, Profesor, Dibujado A Mano

Después del encuentro con el mentor y una vez que el héroe se siente más confiado, es capaz de cruzar el primer umbral y aventurarse a lo desconocido. La aventura comienza en este punto cuando se deja atrás la zona de confort y nos atrevemos a ir a lo desconocido. El camino no siempre es fácil, pero merece la pena el riesgo. En toda aventura, aparecen distintas pruebas que hay que superar. Pueden incluso aparecer nuevos enemigos que intenten acabar con el héroe, pero si es afortunado, contará también con aliados que le ayuden a seguir adelante con su aventura. Todo héroe necesita aliados y gente que le acompañe en su camino. Los amigos son un pilar fundamental en nuestras vidas y nos ayudan a continuar cuando creemos que no podemos seguir. A lo largo del camino van a aparecer personas que van a intentar convencernos de que no somos capaces o van incluso a ponernos trabas y trampas para que caigamos y abandonemos. Cómo lidiemos con estas pruebas y estos enemigos determinará si seremos capaces de conseguir nuestro objetivo o no.

Es normal encontrar obstáculos, Hércules tenía a Ades, Frodo tenía a Sauron y su ejército, Harry a Voldemort y los mortífagos, Luke a su propio padre, etc. Pero ninguno de ellos se rindió. Continuaron adelante enfrentándose a sus enemigos, contando siempre con la ayuda de sus amigos, lo que les hizo más fuertes.

 
 
Si continuamos con la historia, podemos ver cómo el héroe va superando las distintas pruebas y se va acercando a la prueba final. Esta prueba final suele ser de vida o muerte (en las historias, en la vida esto sería metafórico) y es cuando el héroe se tiene que enfrentar a sus mayores miedos. Es el momento en el que el protagonista tiene que sacar lo mejor de sí mismo y luchar con todas sus fuerzas. Aquí es cuando, a pesar de estar cansados por el largo camino que llevamos recorrido, tenemos que coger aire, y dar un último empujón.
 
Tras la gran batalla, aparece la recompensa. Ese momento en el que el héroe disfruta de la victoria y le da sentido a todo por lo que ha ido pasando. Es gracias a los pasos previos, que ha conseguido llegar hasta ese punto y puede disfrutar de su recompensa. Ha sido capaz de enfrentarse a sus miedos y de vencerlos. A veces la recompensa es algo físico, mientras que otras veces es algo abstracto como el sentimiento de bienestar o satisfacción al comprobar de lo que somos capaces de hacer.
 
Tras haber conseguido la recompensa, es hora de que el héroe regrese a casa. En las historias vemos que a veces al héroe le cuesta regresar porque no quiere abandonar ese mundo especial en el que ha entrado, pero es importante que regrese con los suyos y comparta todo lo que ha obtenido en su aventura. Pero antes de llegar a casa, puede aparecer en el camino otra dificultad que lleve al héroe a enfrentarse de nuevo a sus temores. Una vez que es capaz de superar esta prueba, llega lo que Campbell llamó: la resurrección. El autor hace referencia al balance que podemos alcanzar entre el mundo externo y el mundo interno. Muchas veces, cuando iniciamos una aventura, buscamos conseguir algo material y corremos el peligro de caer en el materialismo. Es en este momento en el que somos capaces de conectara con nuestro interior y darnos cuenta de que el crecimiento personal es mucho mayor que cualquier recompensa material que podamos conseguir. Al recorrer el camino, ya hemos crecido y hemos logrado más de lo que podíamos esperar.
 
Finalmente, una vez superadas todas las pruebas y después de haber pasado para las distintas fases, el héroe llega victorioso a casa portando el elixir. Esto es todo aquello que el protagonista ha sacado de sus hazañas y que puede compartir con amigos, familiares, la comunidad…beneficiando así a sus seres queridos.
 
El camino no es siempre fácil, pero si abandonas a la menor dificultad, nunca sabrás de qué eres capaz realmente.
 
Espartano, Ejército, Sol, Oscuridad
 
En la siguiente entrada contaremos qué personajes pueden aparecer en el viaje del héroe y quizás te ayuda a descubrir qué personajes estás representando en este momento de tu vida.
 

Psicópatas: ¿Enfermos mentales o personas crueles?

Psicópatas: Enfermos o locos 

Hola a todos. En esta entrada se va a explicar qué es la psicopatía y qué posibles explicaciones hay acerca de este trastorno.

Cuando pensamos en un psicópata, por lo general nos imaginamos al típico asesino en serie que aparece en películas o series americanas como Mentes Criminales. Los psicópatas pueden convertirse en asesinos, es cierto, pero no todos tienen que llegar tan lejos.

Lo que caracteriza a los psicópatas es su falta de empatía, de culpabilidad y de remordimiento. Son personas impulsivas y suelen tener problemas de conducta desde edades tempranas. Son capaces de mentir sin sentirse mal y sin que les tiemble la voz. Son expertos en manipular a los demás y aunque son incapaces de entender el daño que pueden causar con sus acciones, son muy hábiles a la hora de “leer” a los demás. Suelen tener mucha labia lo que les permite conseguir lo que quieren. Son muy inteligentes y capaces de fingir muy bien estados de ánimo y emociones que en realidad no experimentan. Suelen ser muy egocéntricos y tienen poco interés en las relaciones personales.

Los psicópatas no se encuentran solo en las cárceles, sino que también podemos encontrarlos en nuestro día a día. Es lo que se ha llamado “psicópatas integrados”. Muchos expertos comparten la idea de que la sociedad de hoy en día fomenta que las personas se vuelvan más insensibles al sufrimiento ajeno y cada vez se justifica más la idea de que “el fin justifica los medios”. Hoy en día está bien visto pisotear a los demás en el ámbito laboral si de esa manera consigues ascender. Parece que es normal mirar por uno mismo y el tenerlo todo sin importar el coste.

En Línea Troll, El Acoso Cibernético

Algunos expertos apoyan que los psicópatas no nacen, sino que se hacen. Por el contrario, los avances de la ciencia han demostrado que los psicópatas tienen regiones del cerebro menos desarrolladas que el resto de personas. Neurólogos como el doctor Kiehl y el doctor Blackwood, han realizado escaneres cerebrales a asesinos y han encontrado que estos tienen menor densidad en el sistema paralímbico, donde se encuentran la amígdala y la corteza prefrontal. Ambas regiones están encargadas del procesamiento de las emociones. Al tener esas zonas del cerebro dañadas o menos desarrolladas, tienen dificultades para manejar las emociones y para pensar antes de actuar. Una de las cosas que nos frena y nos impide hacer daño a los demás es que somos capaces de ponernos en el lugar del otro y de entender que si hacemos algo malo, eso provocará dolor al otro. Los psicópatas, por el contrario, son incapaces de hacer esas conexiones. Este nuevo descubrimiento en este campo ha llevado a los profesionales a creer que los psicópatas son enfermos y no personas crueles o malvadas.

Esto no justifica sus actos, ni mucho menos, simplemente da una nueva perspectiva acerca de este trastorno. Este nuevo enfoque permite entender mejor el comportamiento de estas personas y es útil de cara al tratamiento. Es cierto que es difícil tratar este trastorno y en muchos casos se ha visto que no hay forma de que los síntomas mejores, pero con la estimulación adecuada y sabiendo que es un problema con base neurológica, se podrían obtener resultados positivos.

 

Tanto el cine como la televisión ha explotado mucho la figura del psicópata como el personaje de Hannibal Lecter o en la película American Psycho. Esto nos acerca a la típica imagen del psicópata asesino, pero recordad que no todos tienen que ser tan drásticos. Para muchos, matar no entra en sus planes pro lo que nunca llegan a cometer asesinato. Lo que sí es más típico, es encontrarse con que maltratan animales, sobre todo en la infancia. Son crueles por naturaleza, pero cada persona la puede canalizar de una forma diferente.

Actualmente se utiliza el cuestionario PCL-R para medir la psicopatía. Este cuestionario es el más utilizado ya que discrimina y separa dos tipos de síntomas: Factores tipo I y factores tipo II. Los del tipo I son los que hacen referencia a la psicopatía como tal (grandiosidad del yo, mentira patológica, falta de remordimientos…) mientras que el tipo II abarca los síntomas típicos del trastorno antisocial (falta de autocontrol, impulsividad, delincuencia juvenil…). No todos los psicópatas tienen que tener un trastorno antisocial de la personalidad (para más información acerca de este trastorno consultar la entrada de los trastornos de personalidad del tipo B), y no todos los antisociales son psicópatas. Es cierto que hay una alta correlación entre ambos. Cantos menos síntomas antisociales presenten, más difícil es detectarlos.

Debido a que las personas que presentan este problema no acuden a terapia ni piden tratamiento por su propio pie, es necesario actuar en la infancia y antes de que el trastorno se desarrolle por completo. En este caso, es más efectiva la prevención que el tratamiento. Es por eso importante que tanto en casa como en el colegio se preste especial atención a conductas llamativas para poder evitar que un niño acabe siendo un psicópata.